* Por Hermes Antonio (Criticón Invitado)
Después de ver El Dark Knight como diecisiete veces decidí escribir un súper artículo de sobre por qué el Guasón es tan buen malo (paradoja), y se lo mandé a mis amiguis de Zoom por si querían subirlo. Si están leyendo esto es porque ellos lo publicaron (todo bien) o porque se metieron a mi computador y abrieron el word (giles). En cualquier caso, aviso al tiro que le lleva spoilers, por si las moscas. Ya, aquí está.
Tal como dije en la crítica original que hice al Dark Knight, esto es lo que hay que hacer para hacerse una idea de qué onda este compadre del Guasón: Primero agarren al malo de Saw y échenlo a la juguera. Muélanlo cinco minutos. Después boten esa cuestión a la basura y laven la juguera, porque el malo de Saw no salva a nadie y le copió todo al de Seven (gil). Ahora en serio: echen unos trocitos del malo de Seven, un litro del bigotón de Petróleo Sangriento, unos gajos del de la Naranja Mecánica, un cuarto de Ronald MacDonald, y mézclenlo todo con un Mimo flaite que la mamá no lo quería y las minocas no lo pescaban ni en bajada. Agreguen unos trocitos de Anibal Lecter, sal a gusto, y batir con tridente en el caldero del Diablo. Cocine a baño Marilyn Manson por 666 minutos, etc. Uno igual se queda corto, en todo caso.
Porque aparte del truco del lápiz (no lo intenten en casa), de la pintita de payaso maquillado por abuelito con Párkinson, de agarrar una cuca de carabineros a bazucazo limpio y las bombas (etc.), el susto que da el Guasón es como Clos de Pirque, o sea, va por dentro.
Primero porque uno no tiene idea de dónde salió el compadre. Aquí nada de ser un ex payaso que vio morir a su familia/mejor amigo/tamagochi en un incendio, ni de ser un mafioso que busca vengarse de Batman como el abuelito de Los Infiltrados de la otra película. Tampoco se cayó a un pozo con ácido (¿dónde hay pozos con ácido, en todo caso?), ni quedó desfigurado por un accidente. Este aparece porque sí no más, y siempre que cuenta la historia de por qué tiene los tajos en los cachetes, cuenta una cuestión distinta (no tiene pasado). Tampoco es materialista (quema la plata) y le gusta irse en las medias voladas (dice cosas profundas), y así uno se da cuenta de que todo lo hace porque tiene ganas y nada más.
Lo dice él mismo cuando Batman lo interroga. Por más que el otro lo zangolotea y le pone la voz de diablo para preguntarle donde están La Secretaria y el No fumar, Gracias, el Guasón puro se mata de la risa y lo único que hace es decirle “Tranquilein Bruce Wayne: No me puedes amenazar con nada, viejito, porque papá mono la lleva” (paráfrasis).
Y tiene razón. Lo que más puede hacer nuestro héroe (Batman) contra este malo es amarrarlo y hacer como que no lo escucha, y así todo estamos sonados porque haga lo que haga Batman, el otro ya viene de vuelta.
También se las da de Jerry MacGuiver y le dice “Tú me completas”, y claro, de eso se trata. Este malo es demasiado malo como para hacer maldades comunes y corrientes y ya se estaba aburriendo. Con Batman por fin puede hacer cosas a su altura, como embarrarle la mente al pobre Bruce. Quiere que piense lo mismo que él, y que se vuelva loco y que deje de pensar en salvar a la gente, chao esperanza, y por puro gusto. ¿Cómo no va a dar miedo?
Igual sonamos por culpa del Guasón. Ahora todos los malos parecen unos pobres giles superficiales al lado de él. Así que un recado para Hollywood: Si vas a seguir dándole a los superhéroes, Hollywood, vamos poniéndonos las pilitas con los malos, ¿ya? Porque el Guasón dejó la vara en la estratosfera y estamos todos con la boca abierta mirando para arriba. ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¿Es Superman, llorando porque Luisa se fue con el cabro chico y el pelado Lex se encontró una estalactita verde? No, es la vara, viejito, y no va a bajar así como así. A ponerle pino no más, aquí nos quedamos esperando.
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