La reina de los clásicos
Un conductor de TV británico dijo que si hay algo que perdura del legado de Queen, eso es el ridículo peinado de Brian May. No son pocos los críticos que, cansados de disparar contra esta banda (incluso con Mercury vivo lo hacían hasta el desprecio homofóbico), usan la caricatura para tratar de despedazar los intentos del guitarrista y su socio Roger Taylor por mantenerse vigentes.
El problema de los críticos es que la Reina tiene demasiados clásicos y millones de fans que aún quieren escucharlos. Y no pierden del todo esa capacidad de dar buenos recitales. No por nada Queen fue una de las bandas que impulsó el rock de arenas o de estadios en los '70. Y eso quedó refleajdo en los primeros quince minutos de recital en San Carlos de Apoquindo: "Hammer to fall", "Tie mother down", "Fat bottmed girls", "Another one bites the dust" y "I want it all", interpretadas sin pausa, están entre lo mejor del año en lo que a conciertos se refiere.
Eso es lo más rescatable del paso de esta banda con nuevo vocalista por Santiago: que cuando se lo proponen, estos músicos (ya ingresando en la tercera edad) pueden hacer rockear a las grandes masas como en sus mejores épocas.
Es cierto que el show estuvo desbalanceado, con la música de Paul Rodgers teniendo más protagonismo del necesario. Pero esa energía, aunque se dilúa a ratos, la sigue conservando la Reina, comandada por la excelsa guitarra de May (¿cuándo tendrá el homenaje que se merece?). Y esa potencia en vivo es la que no tienen muchos grupos nuevos, pese a sus líderes hinchados en hormonas y drogas. Ya llegará el momento de ver a Radiohead para comprobarlo.
Sólo por eso, por su capacidad de convocar y de hacer que una canción suene dentro de ti sin romperte los tímpanos, vale pagar por ver a un ex supergrupo como Queen. A pesar de que los críticos, de hoy y de ayer, los odien por lo que fueron.
El problema de los críticos es que la Reina tiene demasiados clásicos y millones de fans que aún quieren escucharlos. Y no pierden del todo esa capacidad de dar buenos recitales. No por nada Queen fue una de las bandas que impulsó el rock de arenas o de estadios en los '70. Y eso quedó refleajdo en los primeros quince minutos de recital en San Carlos de Apoquindo: "Hammer to fall", "Tie mother down", "Fat bottmed girls", "Another one bites the dust" y "I want it all", interpretadas sin pausa, están entre lo mejor del año en lo que a conciertos se refiere.
Eso es lo más rescatable del paso de esta banda con nuevo vocalista por Santiago: que cuando se lo proponen, estos músicos (ya ingresando en la tercera edad) pueden hacer rockear a las grandes masas como en sus mejores épocas.
Es cierto que el show estuvo desbalanceado, con la música de Paul Rodgers teniendo más protagonismo del necesario. Pero esa energía, aunque se dilúa a ratos, la sigue conservando la Reina, comandada por la excelsa guitarra de May (¿cuándo tendrá el homenaje que se merece?). Y esa potencia en vivo es la que no tienen muchos grupos nuevos, pese a sus líderes hinchados en hormonas y drogas. Ya llegará el momento de ver a Radiohead para comprobarlo.
Sólo por eso, por su capacidad de convocar y de hacer que una canción suene dentro de ti sin romperte los tímpanos, vale pagar por ver a un ex supergrupo como Queen. A pesar de que los críticos, de hoy y de ayer, los odien por lo que fueron.
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