El vínculo del cantautor australiano Nick Cave con el cine ha sido constante y profundo, aunque de moderada difusión. De Shrek a Wim Wenders han podido contar con sus canciones (para este último se recuerda incluso un papel suyo en Las alas del deseo), pero son escasas las veces en las que Cave se ha involucrado en la composición de soundtracks. El dato sorprende porque sus propios discos de rock son pródigos en las atmósferas de tensión, romanticismo y riesgo que tanto le sirven al cine.

La banda sonora para The assassination of Jesse James by the coward Robert Ford –filme estrenado hace unos meses en Chile y bien publicitado por el protagónico de Brad Pitt– es la segunda compuesta a dúo entre Cave y Warren Ellis, ambos socios en proyectos previos, como The Bad Seeds y Grinderman. Dos años después de The proposition, la dupla muestra en estas grabaciones una comodidad total con las atmósferas lánguidas y calurosas de los westerns, cosa graciosa viniendo de dos australianos que de vaqueros deben tener tanto como de astronautas. Pero, bueno, ya se sabe de las cumbres que alcanzó Morricone imaginando al Lejano Oeste desde Roma.

Cave y Ellis se hacen cargo de las cuerdas (guitarra, piano, violín, chelo) que pueblan predominantemente este disco sin voces ni aparentes recursos electrónicos. La música avanza como atada por una mismo cuerda, alisando terrenos que sugieren distancia y soledad, supervivencia y reciedumbre; porque incluso sin tener cerca la película esta música nos lleva mentalmente a las ambientaciones secas y rudas de un western. A la espera del inminente nuevo disco rockero de Nick Cave, tenerlo aquí, concentrando en silencio su magnífico talento, sólo aumenta la ansiedad.